CONSULTA POR EL AGUA. Cuenca es una tierra de un  privilegio especial al estar bañada por cuatro ríos de aguas limpias y que nacen en fuentes que emergen de los páramos, a no más de 30 minutos en vehículo desde la urbe. De allí también se alimenta una serie de sistemas de agua potable para el consumo de sus habitantes y más actividades. 

Musgos y más retienen el agua como si se tratara de una esponja natural.

Caminar por estos lugares es una oportunidad inmejorable para valorar la riqueza natural que guarda. Por donde se pisen pajonales, musgos y más, brota agua. En cada tramo de recorrido, se encuentra con ciénagas, ojos de agua y riachuelos que, mientras avanza, va creciendo su caudal.

Pablo Lloret, director ejecutivo de la Fundación Futuro Latinoamericano y un conocedor de cada rincón de estos páramos, lo describe como una esponja que almacena el agua para luego poco a poco soltar y permitir que fluya hacia las vertientes. 


"A lo largo del tiempo estos parajes se han mantenido prístinos. Por su difícil acceso no han sido objeto de daños severos provocados por los humanos. Sin carreteras ni otras afectaciones, eso ha permitido que preserven sus condiciones naturales".   Pablo Lloret, Fundación Futuro Latinoamericano


Esta condición saludable, sobre todo del manto arbustivo, le favorece para ser un verdadero banco natural de agua dulce, del que se alimentan los ríos y los sistemas públicos y comunitarios de agua potable.

Aparte que esa capacidad de retención evita que antes los picos de lluvia, las corrientes sean muy fuertes y no arrastren toneladas de tierra, provocando la erosión del suelo.

Un aspecto adicional, igual de importante, es que estos páramos a más de 3.000 metros de altitud son el hábitat de especies de fauna y flora únicas. Cóndores, osos de anteojos y más mamíferos grandes resisten estas condiciones extremas de estos sistemas naturales frágiles. 

La Consulta popular por el agua

Ese invaluable tesoro natural hoy está amenazado por aquel sombrío interés de quienes consideran que más valen las regalías de la minería (migajas que dejan las mineras de los millones de dólares de sus ganancias) antes que conservar y proteger estas fuentes de agua. 

Por eso, la Consulta Popular por el Agua, mediante cinco preguntas, pide que a los cuencanos que decidamos si estamos de acuerdo con prohibición de la explotación minera metálica a gran y medianas escalas en la zona de recarga hídrica de los ríos Tarqui,  Yanuncay,  Tomebamba (aquel que cruza por el corazón mismo de Cuenca), Machángara y Norcay.

En el portal Consulta Popular Cuenca se indica que de estas zonas de recarga hídrica se abastecen las plantas de agua potable Sustag, El Cebollar y Tixán que ... También están los sistemas comunitarios Tarqui-Victoria del Portete, Tutupali Chico, Pucaraloma, Buena Esperanza y Proyecto Nero. Además, están los sistemas de riego, explotaciones acuícolas y ganaderas, y las centrales de generación hidroeléctrica: Saymirín y Saucay de las cuencas del río Machángara.

El Cabildo por el Agua de Cuenca tuvo la iniciativa de esta Consulta. La misma recibió el empuje de 14 organizaciones sociales y campesinas agrupadas en el Cabildo, además de 400 firmas de respaldo de líderes sociales, ecologistas, investigadoras, agroecólogas, exautoridades, dirigentes campesinos, periodistas, profesores y estudiantes universitarios, profesionales de la salud y del derecho, defensoras de derechos humanos...

.

La propuesta original del Cabildo incluía dos preguntas con el afán de proteger de la minería a los ríos Yanuncay y Tarqui. Pero luego de un análisis de la Comisión de Ambiente del Municipio de Cuenca, se incluyó a los ríos Tomebamba, Machángara y Norcay. Según Carlos Castro, jurista que asesoró en la estrucuración de la propuesta, la  delimitación técnica se sustentó en estudios y la experiencia técnica de Etapa-EP. Se georeferenciaron las zonas que comprenden los cinco ríos. 

Tras la aprobación del Concejo Cantonal, se hizo el pedido ante la Corte Constitucional del Ecuador, la misma a autorizó el 18 de septiembre del 2020.

Y este domingo 7 de febrero del 2021, según el Consejo Nacional Electoral, 435.963 electores cuencanos (204.973 hombres y 230.990 mujeres) están habilitados para acudir a las urnas a elegir al nuevo Presidente de la República y quienes también tendrán que decir o No a las cinco preguntas (ver gráfico). 

El objetivo es que, con la decisión de la población, se ponga un freno definitivo a ese mercadillo de concesiones mineras, en este caso de gran y mediana escalas, con las que se trata de carcomer la tierra hasta las goteras mismas de la ciudad. De hecho, varias de esas concesiones afectarían a las nacientes de los ríos. 

En el portal www.consultapopularcuenca.com se resalta que "la Consulta propone prohibir la explotación minera en las zonas de recarga hídrica de Cuenca. Por tanto, las concesiones otorgadas no podrán pasar a la fase de explotación". Así se responde incluso a uno de los argumentos del sector minero que aduce que los resultados de la Consulta no tendrían carácter retroactivo. 

Una minga en la subcuenca del río tomebamba. Foto: Cortesía Etapa-EP

los estragos de la minería

El temor es que si se diera la explotación minera, causaría estragos graves e irreversibles como la inminente contaminación y pérdida de estas fuentes naturales de agua, además de la destrucción de la flora y fauna.

Carlos Castro advierte que se alteraría todo el ecosistema, ya que por la minería, además de extraer millones de toneladas de material, se abrirían carreteras y armarían instalaciones para campamentos de alojamiento, mecánicas, comedores y más servicios. Además con la lluvia y el material de relaves o material de desperdicio depositado en la zona ocurrirán filtraciones ácidas que contaminarán las vertientes. 

Con una actividad sostenida de la minería nunca más se tendrá cobertura vegetal, ya que se perderán muchas capas de suelo. En el proyecto Loma Larga, por ejemplo, se planea remover 3.400 toneladas de material cada día en los páramos en donde nacen los ríos Tarqui y Yanuncay. 

El peor escenario se presentará por la contaminación del agua con químicos y concentrados como el arsénico, volverá inaccesible para el consumo o quizá demandaría una inversión muy alta para recuperarla y así no se justificaría ninguna regalía que se recibiera.

Pablo Lloret advierte que si se diera paso a la minería ocurriría igual que en el proyecto minero Conga, en Cajamarca, norte de Perú. Después de que sufriera mucho daño, miles de campesinos bloquearon las vías por varios meses hasta que el Gobierno decidió paralizar en su totalidad dicho proyecto. A diferencia de lo que ocurre en Colombia, donde por la ley no se permite la minería metálica en páramos y fuentes hídricas. 

                                                             *****